Hagiografía
San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, padeció en tiempo del emperador Licinio en la ciudad de Sebaste, en Armenia.
Vida y milagros de San Blas
"San Blas bendito, que se ahoga este angelito" ¿Quién no escuchó esta jaculatoria, mezcla de oración suplicante y quizá con algo de reminiscencia mágica, cuando se hacía apurada la situación del niño que se tragó una bola o quedó sin respiración cuando el caramelo o el chicle se le coló indebidamente? Al tiempo que la experimentada abuela propinaba a la criatura un buen golpe seco en la espalda o le oprimía el pecho para facilitar la expulsión del cuerpo extraño, se estaba invocando a uno de los santos más populares, cercanos y amables de la antigüedad cuyo culto se extendió durante la Edad Media por toda la cristiandad y ha llegado a nuestra cultura como protector de los males de garganta.
Y lo curioso es que de Blas se sabe poco porque su vida sólo se escribió cuando pasaron más de cuatro siglos desde que murió. Naturalmente las Actas están llenas de fantasías que el pueblo había ido amontonando con el paso del tiempo sobre su persona y se recogieron poniéndolas por escrito con las añadiduras que el mismo hagiógrafo del siglo IX tuvo a bien añadir para realzar su amable figura tan invocada y venerada por las generaciones anteriores; y hacían muy bien porque hay que mostrarse agradecidos a las personas que nos hacen favores. Y de esto Blas sabía mucho.
Parece ser que nació en Sebaste - actual Sivas -, en la segunda mitad del siglo III. Era un armenio.
Dicen que fue médico - entiéndase de cuerpos, como todos los médicos, y no necesariamente laringólogo que eso es especialización ulterior -, pero aseguran también que ejercía del mismo modo, con la misma pericia y con estupenda generosidad la medicina en las almas. Era la caridad la virtud que le impulsaba a hacer el bien, dando consuelo para los remordimientos y paz en las tempestades de dentro.
Así que lo eligieron obispo por aclamación de clero local y pueblo, según la usanza propia del tiempo.
Las circunstancias externas eran extremadamente difíciles entonces por la persecución de Diocleciano y de sus sucesores, como lo atestigua el martirio de Eustracio, o el de Carcerio, o el de los 40 mártires de Sebaste que dieron su vida por la fe.
Cuenta el relato de su vida que aquél sabio y bondadoso obispo Blas se refugió en las montañas y desde allí mantenía contacto con sus fieles esporádicamente y en oculto, consolándoles y fortaleciéndoles con su ejemplo y palabra. Sólo una vez interrumpió voluntariamente aquel autodestierro; fue por la larga visita que hizo a Eustracio en la cárcel la noche antes de su martirio; compró por dinero al carcelero y pasó con su fiel toda la noche confortándolo en el difícil trance, dándole la Eucaristía y dialogando sobre el premio del cielo que se prometía cercano; el alba trajo las primeras claridades y el abrazo puso fin al diálogo.
El regreso a las montañas fue el comienzo de su vida como anacoreta retirado en oración y penitencia. Ya que no hay fieles a los que instruir y curar, vienen las fieras, pequeñas y grandes, a darle compañía en su cueva y a recibir la bendición del santo que las libraba de sus males, aunque nunca le interrumpieron durante el tiempo de sus rezos por muy apuradas que estuvieran. Así lo encontraron los soldados del prefecto Agrícola cuando pateaban el monte Argeo en busca de fieras para las fiestas de los romanos en el circo; asombrados lo vieron en escena paradisíaca, rodeado de lobos, tigres, leones, osos, liebres y conejos.
Describen la conducción del prisionero Blas por las tierras y pueblos hasta Sebaste como un cortejo triunfal por las aclamaciones de los cristianos y paganos que se le acercan, le tocan, besan sus vestidos, piden su bendición y hasta curó al cerdo de aquella mujer que casi se lo destroza un lobo y, lleno de bondad, sanó la garganta de aquella joven que la tenía atravesada por una mala espina.
Llevado a la presencia del procurador, se le juzga por blasfemo y le brindan la oportunidad de salvarse de la muerte con el solo hecho de derramar unos granos de incienso en la pira encendida a los dioses. Como el obispo resiste con firmeza, lo apalean, lo cuelgan de un madero y rastrean su cuerpo con garfios de hierro sin hacerle desistir de su fe. Unas mujeres piadosas _asegura el relato que fueron siete_ tuvieron la osadía de tomar algo de su sangre y untaron con ella sus cuerpos. Bastó este gesto para que fueran culpadas, reducidas, encadenadas y condenadas a morir, incluidos los dos pequeños de aquella buena madre que no dejaban de agarrarse al vestido de mamá.
Fue decapitado Blas, con aquellos dos niños; el año debió ser el 316.
Su culto se extendió por todo Oriente y luego por Occidente. La fama de taumaturgo se celebró en el templo de Constantinopla consagrado a su nombre. En Armenia llegó a existir la Orden militar de San Blas. A lo largo de la Edad Media se pudieron contar en Roma 35 iglesias bajo su protección, y una privilegiada abadía. En Yugoslavia es el patrono de la república de Ragusa y hasta se imprimieron monedas con su efigie.
Algunos le invocaron como protector de los ganados, pero el mayor eco que encontró en el pueblo es el de protector para los males y enfermedades de garganta. Y no creas que sólo es por el interés de salir del paso por las molestias que acarrea un catarro, un enfriamiento, una infección o un cáncer. Como con las gargantas hacemos los hombres muchas cosas, también se recurre a él cuando hay peligro de renegar de la fe, o se pide su intercesión para los males que originaron las malas confesiones y hasta de las intemperancias en la bebida.
Y lo curioso es que de Blas se sabe poco porque su vida sólo se escribió cuando pasaron más de cuatro siglos desde que murió. Naturalmente las Actas están llenas de fantasías que el pueblo había ido amontonando con el paso del tiempo sobre su persona y se recogieron poniéndolas por escrito con las añadiduras que el mismo hagiógrafo del siglo IX tuvo a bien añadir para realzar su amable figura tan invocada y venerada por las generaciones anteriores; y hacían muy bien porque hay que mostrarse agradecidos a las personas que nos hacen favores. Y de esto Blas sabía mucho.
Parece ser que nació en Sebaste - actual Sivas -, en la segunda mitad del siglo III. Era un armenio.
Dicen que fue médico - entiéndase de cuerpos, como todos los médicos, y no necesariamente laringólogo que eso es especialización ulterior -, pero aseguran también que ejercía del mismo modo, con la misma pericia y con estupenda generosidad la medicina en las almas. Era la caridad la virtud que le impulsaba a hacer el bien, dando consuelo para los remordimientos y paz en las tempestades de dentro.
Así que lo eligieron obispo por aclamación de clero local y pueblo, según la usanza propia del tiempo.
Las circunstancias externas eran extremadamente difíciles entonces por la persecución de Diocleciano y de sus sucesores, como lo atestigua el martirio de Eustracio, o el de Carcerio, o el de los 40 mártires de Sebaste que dieron su vida por la fe.
Cuenta el relato de su vida que aquél sabio y bondadoso obispo Blas se refugió en las montañas y desde allí mantenía contacto con sus fieles esporádicamente y en oculto, consolándoles y fortaleciéndoles con su ejemplo y palabra. Sólo una vez interrumpió voluntariamente aquel autodestierro; fue por la larga visita que hizo a Eustracio en la cárcel la noche antes de su martirio; compró por dinero al carcelero y pasó con su fiel toda la noche confortándolo en el difícil trance, dándole la Eucaristía y dialogando sobre el premio del cielo que se prometía cercano; el alba trajo las primeras claridades y el abrazo puso fin al diálogo.
El regreso a las montañas fue el comienzo de su vida como anacoreta retirado en oración y penitencia. Ya que no hay fieles a los que instruir y curar, vienen las fieras, pequeñas y grandes, a darle compañía en su cueva y a recibir la bendición del santo que las libraba de sus males, aunque nunca le interrumpieron durante el tiempo de sus rezos por muy apuradas que estuvieran. Así lo encontraron los soldados del prefecto Agrícola cuando pateaban el monte Argeo en busca de fieras para las fiestas de los romanos en el circo; asombrados lo vieron en escena paradisíaca, rodeado de lobos, tigres, leones, osos, liebres y conejos.
Describen la conducción del prisionero Blas por las tierras y pueblos hasta Sebaste como un cortejo triunfal por las aclamaciones de los cristianos y paganos que se le acercan, le tocan, besan sus vestidos, piden su bendición y hasta curó al cerdo de aquella mujer que casi se lo destroza un lobo y, lleno de bondad, sanó la garganta de aquella joven que la tenía atravesada por una mala espina.
Llevado a la presencia del procurador, se le juzga por blasfemo y le brindan la oportunidad de salvarse de la muerte con el solo hecho de derramar unos granos de incienso en la pira encendida a los dioses. Como el obispo resiste con firmeza, lo apalean, lo cuelgan de un madero y rastrean su cuerpo con garfios de hierro sin hacerle desistir de su fe. Unas mujeres piadosas _asegura el relato que fueron siete_ tuvieron la osadía de tomar algo de su sangre y untaron con ella sus cuerpos. Bastó este gesto para que fueran culpadas, reducidas, encadenadas y condenadas a morir, incluidos los dos pequeños de aquella buena madre que no dejaban de agarrarse al vestido de mamá.
Fue decapitado Blas, con aquellos dos niños; el año debió ser el 316.
Su culto se extendió por todo Oriente y luego por Occidente. La fama de taumaturgo se celebró en el templo de Constantinopla consagrado a su nombre. En Armenia llegó a existir la Orden militar de San Blas. A lo largo de la Edad Media se pudieron contar en Roma 35 iglesias bajo su protección, y una privilegiada abadía. En Yugoslavia es el patrono de la república de Ragusa y hasta se imprimieron monedas con su efigie.
Algunos le invocaron como protector de los ganados, pero el mayor eco que encontró en el pueblo es el de protector para los males y enfermedades de garganta. Y no creas que sólo es por el interés de salir del paso por las molestias que acarrea un catarro, un enfriamiento, una infección o un cáncer. Como con las gargantas hacemos los hombres muchas cosas, también se recurre a él cuando hay peligro de renegar de la fe, o se pide su intercesión para los males que originaron las malas confesiones y hasta de las intemperancias en la bebida.
Se le representa con:
- Un cerdo
- Cirios entrecruzados (su fiesta es justo el día después de la Candelaria).
- Cuerno
- Mitra
- Rastrillo de cardar.
Su santoral es el 3 de febrero.
En España
- En Torió (Cangas de Onís, Asturias). Primer sábado de febrero. Es una típica romería asturiana en la que se celebra una misa en honor a San Blas (en la que el párroco bendice cestas con rosquillas), seguida de la procesión del Santo acompañada por grupos folklóricos y la tradicional puya' l ramu (subasta de panes y demás comestibles). Durante la subasta se reparten gratuitamente las rosquillas bendecidas entre los asistentes.
- En Potries (valencia)
- En Casanueva (ávila) : Es costumbre que los Zarramaches salgan por las calles de Casavieja ataviados con sus trajes, haciendo correr a los niños a los que quieren dar con una vara, mientras que estos les tiran naranjas.
- En Marmolejo (Jaén) San Blas (3 de febrero): Es costumbre comer rosquillas de pan
bendecidas por el santo para curar y proteger de dolencias de garganta.
- En Jaén capital (Andalucía), se hace una novena y se culmina con la misa el día 3 de febrero; al término de ella se besa la reliquia del Santo (un trozo de tibia).
También se venden las rosquillas de San Blas (tipo pan) en la misma Iglesia de la Magdalena, bendecidas con la reliquia del Santo.
- En Olvega (Soria) se celebra la festividad del rollo de San Blas en la Iglesia Santa Maria la Mayor su día, el 3 de febrero. Se bendice un rollo hecho de bizcocho y azucar glass.
- En Cádiar (Granada), se celebra una novena y se bendicen estadales durante la novena del 2 de febrero. Además, se celebra una procesión en honor al patrón (San Blas) el 3 de Febrero.
- En Durcal (Granada) se bendicen lazas para proteger a los niños de los males de garganta.
- En Gárgoles de Arriba (Guadalajara) se venera a su patrón San Blas, con misa, bollos típicos y baile. En este lugar de la Alcarria existía un monasterio fundado por don Juan Manuel en el lugar en que la tradición ubicaba la tumba del santo.
procesion de Moral de Calatrava |
En Moral de Calatrava (provincia de Ciudad Real, España), se celebra una popular romería, tradicionalmente el primer sábado de febrero, en un paraje donde se encuentra la ermita del Santo. Los romeros llevan del cuello la típica gargantilla bendecida, que es pasada por la capa del Santo, para la protección de la garganta, sigue esta tradición desde tiempos antiguos, en el que los moraleños, padecían muchas enfermedades de garganta, debido a tanta humedad de las huertas, fueron tantos los favores prestados por el Santo, que decidieron prolongarlo un día más, por lo tanto, al día siguiente domingo, se celebra (en otro paraje diferente conocido como "El Pozo de las Chapas"), otra jornada de romería conocida como "ReSanBlas". En su día tenía la finalidad de terminar la comida y la bebida,( el hato) que los romeros llevaban al campo. Hoy día, la fiesta se prolonga hasta el martes o miércoles. De esta romería deriva la palabra "cintica", como una medida de volumen relativa a aproximadamente 3 o 4 dedos de vino o "limoná" que se ofrece a amigos y conocidos (J.C.V.).
- En Ribaforada (Navarra) se celebra durante varios días la festividad en honor a su patrón San Blas. En los actos son tradicionales las hogeras, las actuaciones de orquestas y el reparto a todos sus habitantes del roncón bendecido.
- Milagro (Navarra) se celebra durante varios días, con una hoguera y reparto de roscos, nueces e higos. Es tradición dar tres vueltas a la hoguera para que san Blas te proteja de los dolores de garganta. Al día siguiente, día 3 de febrero, el santo es portado por los kintos que cumplen 18 años por todas las calles del pueblo.
- En Mogarraz (Salamanca, Castilla y León) son típicas las romerías por las bodegas particulares de muchas de las casas de pueblo en las que se brinda por el santo.
- En Almonacid del Marquesado (Cuenca, Castilla-La Mancha) las fiestas en honor de san Blas están declaradas de interés turístico nacional:
- fiestas de La Endiablada (con los conocidos diablos que llevan grandes cencerros colgados de la espalda) y fiesta de la Virgen de la Candelaria.
- En Almedíjar (Castellon) el primer fin de semana de febrero se celebra con toros y disco móvil.
- En Bejís (Castellón) el 3 de febrero se bendicen los rollos de san Blas.
- En Robledo de Chavela (Madrid) el día de san Blas se realiza la Procesión de los Niños.
- En Abadiño (Bizkaia) se celebra una de las más importantes ferias agroganaderas del País Vasco. Se venden cordones de algodón de diferentes colores que, una vez bendecidos, aseguran al que lo lleva en el cuello que no enfermará de un catarro. El cordón hay que quemarlo 9 días después de san Blas.
- Esta tradición está extendida por toda Vizcaya, principalmente en Bilbao, donde los cordones se llevan a bendecir a la iglesia de San Nicolás.
- En toda la provincia de Salamanca (Castilla y León) se venden desde la víspera las gargantillas bendecidas, unas cintas de colores (con la imagen del santo grabada) que deben anudarse al cuello. Con ello se garantiza la ausencia de afecciones de garganta para lo que queda del invierno. La gargantilla se quita el Martes de Carnaval y se quema el Miércoles de Ceniza.
- Esta tradición tiene especial seguimiento en Santa Marta de Tormes y Garcihernández, de las cuales es el Patrón, y en la comarca de Ciudad Rodrigo.
- En Zarratón (La Rioja) san Blas es patrón del municipio. En su honor se realiza una procesión con danzas por parte del grupo municipal de danzas La Morenita. Este día es típico degustar tortas y rosco.
- En Éibar (Guipúzcoa, País Vasco) se elabora una «torta de san Blas» de huevo relleno con azúcar glaseado y semillas de anís (componente utilizado en medicina como expectorante para el catarro). La tradición obliga a que previamente sea bendecida para que cure la garganta.
- En Entrena (La Rioja), misa y procesión con san Blas engalanado con cuatro roscos. Ese día no faltan ni las roscas ni los bollos bendecidos en las casas entreneras. Al final de la misa, en la iglesia se puede adorar un hueso, considerado la reliquia del brazo de san Blas. Las fiestas suelen durar dos o tres días y hay verbenas, teatro, degustaciones etc.
- En Montehermoso (Extremadura) se celebra cada año la fiesta de Los Negritos de San Blas, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.
- En Tarazona de la Mancha se danza un baile de palos llamado «los Matachines».
- En Caracuel de Calatrava (Ciudad Real) se celebran fiestas en honor al santo.
- En Serranillos (Ávila, Castilla y León) las fiestas del pueblo se celebran el día de san Blas y el 1 de septiembre.
foto cortesia de serranillos.blogspot (San Blas Serranillos) |
- En Valdemorillo (Madrid) se celebran juntamente las fiestas de la Candelaria y san Blas.
- En Villalobón (provincia de Palencia), misa y procesión con san Blas engalanado con cuatro roscos. Ese día no faltan ni las roscas ni los bollos bendecidos en las casas entreneras. Al final de la misa se puede adorar la reliquia del brazo de Blas. Las fiestas suelen durar 2 o 3 días y hay verbenas, teatro, degustaciones etc.
- En Torrente (Valencia),en esta festividad se instalan puestos de artesanía, comida, frutos secos, tómbolas, etc. a lo largo de la calle Ramón y Cajal. Ese día se venden los típicos 'gaiatos' (bastones de rosquilleta o de panquemao) y los 'sanblaiets', que se bendicen en la parroquia de San Luis Beltrán. Es también tradicional entrar en la iglesia para ponerse aceite sobre la garganta. En esta festividad los clavarios y clavariesas son niños pequeños que, junto a otros algo más mayores, representan el milagro de San blas. El plato típico del día es el "rossejat".
- En Fresneda de la Sierra (Serranía Media-Campichuelo y Serranía Baja, Cuenca, Castilla la Mancha). Se realiza una gran hoguera para pedir al Santo protección para los males de garganta y se reparten rollos de caridad entre los asistentes a la celebración.
- En Villamanta, provincia de Madrid, se celebra su festividad el 3 de febrero, con una gran luminaria para la que se emplea leña de la dehesa del pueblo, y también se celebra una procesión al final de la cual se bendicen y subastan gargantillas de cera con cintas de colores, que han sido previamente ofrecidas al Santo.
- En Barajas (Madrid), la festividad de San Blas es conocida también como "el día de la tortilla", y era tradición el 3 de febrero salir al campo, en especial los niños, a comer tortilla de patata. Actualmente es una costumbre en desuso.
- En Polícar (Granada), en la víspera de San Blas se hacen los tradicionales "Chiscos". Consiste en ir al campo a recoger leña y las típicas "bolisnas"; para, a la caída de la tarde, hacer lumbres o chiscos en diferentes lugares del pueblo. Es costumbre que los vecinos de junten en el chisco para comer y asar productos de la tierra, sobre todo de la matanza, beber el buen vino del pueblo y comer rosetas.
- En Calanda (Teruel) Se celebra el fin de semana de antes. El sabado se canta de noches por el barrio del santo. El domingo se va en procesion desde la hermita hasta la Iglesia donde se hace una misa, y despues se va a una comida de hermandad. El dia del santo se hace misa en la hermita. Antiguamente, se sorteaba un cerdo habia fuegos artifiales etc. pero se ha hido perdiendo un poco la fiesta, antes era una fiesta grande. Ahora solo una fiesta de barrio.
Refranero
- «Por san Blas la cigüeña verás, y si no la vieres: año de nieves». Hace referencia a la llegada de las cigüeñas a España a principios de febrero (excepto en años muy fríos).
- «Por san Blas, hora y media más». Se refiere a que por estas fechas, tras casi mes y medio de invierno, el día es ya algo más largo.
- «San Blas bendito, curame la garganta y el apetito».
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